Localización: Municipio de Jardín (Antioquia)
Construcción: 1918 – 1934
Declaratoria: Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional Decreto 1132 del 24 de abril de 1996
Trabajos realizados: Primera Etapa: estudios preliminares y proyecto de integral de restauración, 1997 – 1998.
Segunda Etapa: consolidación estructura primera fase, 2004 – 2005.
Financiación: Instituto Nacional de Vías (INVÏAS), Ministerio de Cultura: subdirección de Monumentos Nacionales, Gobernación de Antioquia.
En sus orígenes, las tierras del suroeste antioqueño, donde hoy se localizan los municipios de Andes y Jardín fueron posesión de los Indios Chamí. Años más tarde, un agricultor envigadeño, de nombre Indalecio Peláez, establecido en Andes, adquirió grandes fajas de tierra en Jardín. Para el año de 1864, Peláez, junto con otros colonos, apoyados por el cura de La Candelaria, Jesús María Gómez, determinaron fundar un pueblo en estos terrenos. Fue así como, en 1904, el pequeño poblado tenía un templo de tapias, tejas y madera.
En una visita pastoral, el Obispo Manuel Antonio López Mesa, constató el estado lamentable del templo: “un frontis en madera ordinaria, un malísimo altar mayor, dos bancas, un reloj público y no exceso de aseo” y añadió, que “la Iglesia hace contraste con la belleza y el aspecto alegre de la población y los campos vecinos, pues es fea”. Y entonces ordenó construir un templo nuevo. La tarea la asumió en 1934 el Padre Juan Nepomuceno Barrera con el apoyo de todos los pobladores.
Los planos arquitectónicos fueron elaborados por el Hermano Salesiano Giovanni Buscaglioni y la construcción la realizó el maestro Ángel José Botero. El Templo de La Inmaculada Concepción del Municipio de Jardín es la edificación más importante del municipio, centro geográfico del área urbana y centro de todas las actividades que se desarrollan a diario en la población. Es sin duda, el lugar más representativo en temas históricos, culturales y lúdicos de sus pobladores y visitantes.
Cabe destacar que el entorno del parque donde se ubica el templo conservan una altura predominante de dos pisos, conformando un lenguaje común, característico del periodo de la colonización antioqueña: casas de tapia y bahareque, carpintería de madera en puertas, ventanas y cubiertas en teja de barro con grandes aleros que protegen los andenes, propiciando majestuosidad a este bien patrimonial.
El templo posee un estilo neogótico por la altura de sus torres rematadas en aguja y el magnífico trabajo técnico y arquitectónico de la piedra con que fue construido.
La Fundación Ferrocarril de Antioquia realizó los estudios preliminares, el diagnóstico y el proyecto integral de restauración. También efectuó la consolidación estructural en su primera etapa, utilizando cables de acero postensados.
Se requiere concluir totalmente la consolidación estructural para continuar con la restauración de las fachadas en piedra a la vista, que presentan un alto nivel de deterioro debido a los agentes atmosféricos y el paso del tiempo.